...Y ahora la tarde en Disney. A las cinco y cuarto preparados para ver el desfile de todos los personajes, sin que falte ninguno. Mickey, Minnie, Pluto, Goofy, Rapunzel y Eugene, Ana y Elsa, Bella y Bestia, Timón y Pumba, Campanilla, Peter Pan y Garfio...
Después del desfile nos adentramos en la cueva donde vive el Dragón del Castillo. La oscuridad y el silencio para que no se despierte, crean un ambiente que hace que empiecen a apretarte la mano. Las caras de miedo cuando se mueve abriendo los ojos y echando algo de humo, son únicas. Corre corre sal de la cueva por si acaso!
Luego fuimos a Adventureland, una parte que no conocíamos demasiado, pero en la que pasamos un buen rato. Allí está la atracción de los Piratas del Caribe, muy recomendable, pero también las Cuevas del tesoro, la Casa árbol de los Robinsons y el Galeón pirata. Además de que está todo muy cuidado y al detalle, es una zona en la que no hay que hacer colas para esperar y en la que los peques corren, descubren y viven su pequeña aventura.
Luego fuimos a Adventureland, una parte que no conocíamos demasiado, pero en la que pasamos un buen rato. Allí está la atracción de los Piratas del Caribe, muy recomendable, pero también las Cuevas del tesoro, la Casa árbol de los Robinsons y el Galeón pirata. Además de que está todo muy cuidado y al detalle, es una zona en la que no hay que hacer colas para esperar y en la que los peques corren, descubren y viven su pequeña aventura.
De allí nos fuimos al Pabellón de Princesas, porque teníamos cita a media tarde. Esto hay que avisarlo: si queréis ser recibidos por alguna de las princesas, hay que pasar nada más entrar al Parque por el Molino que está al lado del Pabellón para que os den cita, porque si no, no hay recepción. De allí volvimos a Discoveryland donde acabamos el día: la atracción de Autopia y la de Orbitron muy chulas, pero sin duda la mejor la de Buzz Lightyear Laser Blast, recomendada hasta el punto de que repetimos. Pero mejor no os contamos más, para que os sorprenda.
Agotados pero con las últimas fuerzas intactas, acabamos en la Plaza Central viendo el maravilloso espectáculo que al final de cada día tiene lugar en el Castillo. Una explosión de color, efectos visuales y repaso de canciones y personajes que acaba por colmar las ilusiones de los peques y no tan peques. Un final de una visita que, cómo no, esperamos volver a repetir.
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