Asistimos un día sí y otro también a la aparición de juguetes que, de la noche a la mañana, se hacen virales y como una fiebre contagiosa tienen que acabar comprados en casa. Eso sí, al cabo de una o dos semanas, en el mejor de los casos un mes, se olvidan y pasan a ocupar algún rincón de alguna caja. Ese es el caso de las peonzas, camaleones, pulpos que se pegan en las paredes, blandibups, tsum tsums... y el último como no, el Spinner o FidgetSpinner.
Un pequeño cacharrito que ha llegado a los colegios y se ha convertido en el furor (?) del patio. Un juguete a base de rodamientos que en realidad es un objeto inventado ya hace unos veinte años para mover con la mano y desestresar al usuario o fomentar la concentración.
El caso es que no nos gusta el consumismo existente detrás de estas modas y procuramos evitarlas con sentido común y razonamiento. No porque nos parezcan juguetes inútiles, sino porque vienen dictados por las normas del consumo irracional. Pero en este caso, no nos han podido. Porque con unas veinte piezas de Lego y nuestra afición a hacer cualquier cosa con ellas, hemos dado con la solución para tener nuestro propio Spinner. Mejor dicho, nuestro Lego Spinner.
Sólo hay que tener las que aparecen en la segunda imagen y ensamblarlas como os explicamos (ojo, es importante que en el último paso las piezas redondas pequeñas queden un poco separadas para que ruede bien). Por supuesto que el giro no es tan rápido y fino como el que proporcionan los rodamientos del auténtico, pero para pasar el rato y cumplir el objetivo del juguete, más que de sobra. Además se pueden variar personalizando los colores según gusto. Por muy poco dinero (el coste real de estas piezas) ya tenemos Spinner. Y es que como el lego no hay nada....