Dale una tiza a un niño y espera... comienzan a pintar y no tienen fin, es como si la inspiración llegase a ellos y no pudieran parar. Reflejan lo que ven, lo que viven, el dibujo se convierte en un reflejo de su mundo, un mundo maravilloso lleno de color y de inocencia, un mundo sin juicios y sin la norma que impide la creatividad!
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