2013/07/29

EL VIAJE A GINEBRA

Ya estamos de vuelta! Este año hemos tenido la suerte de regresar a Suiza, habíamos estado hace tiempo, pero en una zona totalmente diferente. Los cantones que configuran este país están marcados por el país fronterizo con el que limita y esto hace que puedas visitar varias suizas.

Esta vez hemos aprovechado un viaje por trabajo y lo hemos convertido en unas magníficas vacaciones! Todo se ha podido materializar gracias a diferentes factores. El primero, tener vuelo directo desde Bilbao a Ginebra con compañía low cost. El segundo, tener una buena amiga, Itziar, que nos ha dejado su casa en pleno centro de Ginebra, con todo lo que un niño puede desear, juguetes, animalitos que cuidar, una cama en la cocina para leer cuentos en la siesta... un lujo! Y tercero, un cuñado suizo, Néstor, conocedor de sitios solo para los lugareños, y cuando viajas con niños, saber por ejemplo donde puedes comer es algo que se agradece...

Ginebra gira en torno a su precioso lago y su jet d'eau, un chorro de agua con una altura realmente espectacular que consigue que puedas verlo desde diferentes partes de la ciudad. Las viviendas, hoteles y negocios que lo rodean son preciosos y lujosos... Una de las partes de lago está dominada por los jardines de los ingleses y su reloj -que cambian de decoración cada cierto tiempo. Tuvimos la suerte de que coincidieron las fiestas de Ginebra con los días que estuvimos allí, así que justo en el Jardín Inglés (el que está al lado del lago) vimos instalada una gran noria y varias casetas con comida típica. Las fiestas se celebran a partir del 18 de julio y llegan hasta agosto. 

Durante el viaje nos hemos movido gracias al transporte público, con tranvía y autobús. En el aeropuerto, en la sala de recogida del equipaje, hay una máquina en la que puedes sacar un ticket gratis para poder utilizar durante un día entero el transporte público. Si no, en la misma parada puedes sacar el ticket (importante echar el importe justo porque no devuelven el cambio).

Aconsejados por Néstor, fuimos al Jardín Botánico, un buen plan para ir con los peques. Se quedaron alucinados con los pabellones de cristal que albergaban verdaderas selvas tropicales.

La parte antigua es muy bonita, se encuentra en lo alto de la ciudad y el suelo empedrado y sus edificios hacen que fácilmente te puedas imaginar como tiene que ser Ginebra en invierno. Descubrimos varios parques infantiles chulísimos, con juegos muy divertidos e imaginativos (el de Bastions es muy bonito). Coincidimos con un grupo de amigos que se había reunido en una de las mesas del parque para celebrar un cumpleaños, idea que nos pareció estupenda, eso de utilizar el espacio público para algo más que pasear y conducir.

Visitamos la catedral de San Pedro, de confesión protestante y construida con varios estilos debido al tiempo que tardó en levantarse. Otro día cogimos el tranvía para conocer el barrio de Carouge , un oasis típico de casas antiguas rodeadas de ciudad moderna. Según nos contó Néstor antiguamente era un pueblo de artistas, y la verdad es que el espíritu perdura, hay varias galerías de arte por la zona y tiendas de artesanía muy bonitas.

Durante unos cuantos días hemos disfrutado de la Ginebra más amable. El verano es sin duda la mejor época para ir allí y hacer vida en la ciudad, comiendo bien y sumergirse en el Lago Leman. Pero estos dos últimos planes os los contamos en las siguientes entradas...

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