En casa se pinta a menudo. Sacamos el mantel de plástico, los pinceles, las témperas o acuarelas, lápices pinturillas rotuladores y papeles. Y durante un buen rato los peques se convierten en grandes artistas. Tenemos la costumbre de guardar todo lo que hacen y meterlo en un cajón, como un tesoro que no puede perderse.
Este fin de semana hemos hecho inventario y como andaban dos cuadros sueltos por casa, sin nada que enseñar, hemos escogido las obras de arte que más no han gustado y las hemos enmarcado para la galería. Nos encajan muy bien en la nueva cómoda y no veáis qué orgullosos se han mostrado al ver sus pinturas como en un museo. Seguiremos pinceles en mano...
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