Luz, querida luz. Queremos comenzar el año 2014 con algo de luz. Viendo las cosas iluminadas, dándonos cuenta de lo imprescindible que es la luz, y de lo maravillosas que son su variaciones. El otro día, por ejemplo, en una visita a la Catedral de Pamplona, vimos cómo un organista tocaba y afinaba el órgano en la penumbra de un rincón, alumbrado únicamente por una luz y acompañado de una lámpara colgada del techo. Ante la delicada situación visual, una gran sonoridad llenaba de notas el espacio vacío y oscuro que dejaba aquella pequeña bombilla, una magnífica estampa imposible sin ella.
Geometrías provocadas sobre el suelo por luces de invierno que atraviesan barandillas perforadas, habitaciones llenas de luz lechosa y colorido, una lámpara escondida detrás del armario que ilumina miles de mariposas en el techo... sin duda aprender y disfrutar de los innumerables géneros de luces es todo un ejercicio de placer. Por eso merece la pena, porque nos llena el alma pararnos un poco de nuestro tiempo a contemplar estas sencillas cosas tan básicas pero imprescindibles: imaginaros sin luz, que no somos nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario