Este fin de semana ha sido estupendo. Un poco de playa, un poco de piscina, y un poco de paseo por el monte Sollube, que siempre vemos desde casa. Una excursión fácil para hacer con peques porque desde ahí arriba (tiene 684 m. de altitud) se pueden hacer varios recorridos con tramos bastante horizontales, y desde los que, sobre todo, hay unas vistas impresionantes.
Desde lo alto del monte, donde están las antenas, se ve toda la costa vizcaína. Bermeo, una parte del Urdaibai, las peñas de Laga, Ízaro... También los montes Gorbea, Oiz, Anboto, Ganekogorta hacia el interior, y hacia el oeste Cantabria y la Cordillera Cantábrica. Vamos, casi todo!
Nosotros hemos dado una vuelta tranquila a través de caminos, bosques y prados en los que las vacas pastan muy tranquilamente, mirando al mar y mirándonos cuando pasamos al lado de ellas (algún que otro tronco también nos ha vigilado desde el borde del camino). En el bosque de pinos nos hemos entretenido buscando las primeras setas y trocitos de otoño, como piñas, helechos y hojas de pino caídas, musgo... que luego hemos preparado cuidadosamente en cajitas para poder llevar al cole.
Y sobre todo hemos vuelto a casa contentos por haber entrado en el otoño de esta forma tan tranquila y bonita, aprovechando el paisaje vecino y dándonos cuenta de lo fabuloso que es el sitio en el que vivimos.
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