2017/01/29

MENÚ EN EL BASQUE CULINARY CENTER

Hace poco hemos estado en el Basque Culinary Center. El caso es que nuestra vecina Itziar nos dijo que se podía comer en la cafetería de esta contemporánea Escuela de San Sebastián, donde se cursa el Grado en Gastronomía y Artes Culinarias. Y por un precio de veinticuatro euros, se prueba un menú elaborado por los alumnos y vigilado por los profesores en un edificio de nueva factura: todo es, cuando menos, interesante.

Cada primera semana del mes se abren en la página web del BCC las reservas (hay que andar listo porque vuelan) para comer en la cafetería. Hay tres posibilidades: un menú del día por doce euros -es un entrante más plato más postre-; el menú Paisajes gastronómicos -el que aquí os traemos, con entrante más cuatro platos más postre-  y el menú Cocinando con los chefs -es sólo un día al mes-. Nosotros nos acercamos hace un par de jueves pero conseguimos la reserva el primer día del mes. Hay que decir que nos lo pasamos muy bien y que comimos muy a gusto.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que tanto el menú como el servicio lo preparan y hacen estudiantes jóvenes que están practicando. Eso se nota en que, aunque los platos no son los más exquisitos que hemos probado (hay que decir sin embargo que están muy buenos y la relación calidad precio es alta), están hechos con dedicación y atención, también con los nervios típicos del que está en esa situación pero con mucho interés por hacerlo bien. Eso es lo mejor y más curioso.

La carta del menú tiene un entrante fijo (jugo de vainas y txangurro a la donostiarra) y cuatro platos, a elegir entre dos cada vez. Como nosotros estábamos dos, pues pudimos probar todos porque compartimos todos los de la carta. Arroz meloso con bacalao, gambas y kokotxa y foie sobre espuma de hongo; luego rape negro y lenguado con parmentier de zanahorias (en general los pescados muy muy bien); después paletilla de cordero ahumada con su jugo a la miel y lomo de corzo a la parrilla con cebollita glaseada (la carne muy bien de punto y de sabor, intenso y rico rico); de postre coulant de chocolate y tarta de manzana, los dos finos. Acompañamos el menú con un txakolí de la zona y un rioja rico y finalizamos con café y bombones.

Lo dicho, la relación calidad precio muy bien; la experiencia de ser atendido por estudiantes curiosa, y el sitio agradable. Volveremos.

2017/01/25

UN DÍA EN BIARRITZ

Hace unas pocas semanas, en uno de los últimos fines de semana otoñales y calurosos previos a los fríos del invierno, decidimos pasar un día en Biarritz. Hacía mucho tiempo que no pasábamos de San Juan de Luz y teníamos muchas ganas de visitar esta ciudad de la Aquitania francesa, llena de interesantes rincones, paisajes y edificios. 

Lo que os recomendamos es que al llegar a Biarritz elijáis entre visitar primero la ciudad o pasar antes por la Ciudad del Océano, un museo inaugurado en 2011 a las afueras que merece la pena conocer. Aquí podéis disfrutar de las vistas hacia el mar, del edificio proyectado por el arquitecto Steven Holl, de sus salas interiores y de sus espacios exteriores, que parecen olas petrificadas; incluso comer en la cafetería o el restaurante o bien un bocata que llevéis preparado en los bancos y mesas de su explanada. En el caso de que vayáis a Biarritz, es buena idea aparcar en la zona de la Playa del Puerto Viejo (Plage du Port Vieux), porque es un buen punto de arranque para la visita. Desde allí nosotros comenzamos la excursión acercándonos a la Roca de la Virgen (Rocher de la Vierge), un peñasco en medio del mar para ver el mar Cantábrico y una vista de Biarritz privilegiada. Se accede a través de una pasarela metálica atribuida al atelier Eiffel y si el día y las olas acompañan, el paseo inicial es muy dulce.

En el mismo arranque del camino encontraréis el Museo del Mar Aquarium de Biarritz, un edificio Déco con 50 acuarios marinos y miles de especies. Ya que teníamos poco tiempo, no entramos, y decidimos adentrarnos en la parte histórica para descubrir sus rincones. Comenzamos a andar por la Rue du Port Vieux, descubriendo tiendas y calles muy cuidadas, restaurantes donde comer bien (cuidado con los horarios que son diferentes a los españoles) y edificios de varios estilos. Entramos en la Iglesia de Santa Eugenia, la principal de la ciudad, construida en el siglo XIX; paseamos por la zona alta del Mercado municipal Les Halles (muy recomendable siempre visitar mercados allá adonde vayáis por su colorido, actividad y género); y llegamos hasta la Grande Plage, donde se disfruta de su arena gorda y de los edificios más monumentales de Biarritz, como son el Casino (aquí también se puede tomar algo en su terraza mirando al mar y al paseo), el Hotel du Palais (que ocupa un palacio de 1855 que fue casa de verano de Napoleón III), o la Iglesia Ortodoxa edificada en el siglo XIX, para la colonia de aristócratas rusos que invitaba la emperatriz Eugenia de Montijo a veranear todos los años (su interior ha vivido, ciertamente, tiempos mejores). 

En todo momento veréis el faro de Biarritz, siempre presente en su costa, a la derecha de la Playa Grande. Mientras que en la otra esquina, casi a los pies de la Iglesia de Santa Eugenia, y casi invisible, se encuentra el Puerto de Pescadores, lugar acogedor y tradicional donde también comer un buen pescado al lado del mar, pequeñas embarcaciones y casas típicas marineras.

Una vez comidos, el paseo para hacer la digestión puede continuar por la zona histórica, entrando en tiendas tan auténticas como la Bookstore de la Avenida Eduardo VII, la Pastelería Miremont de la Plaza Georges Clemenceau o la quesería de la Avenida Victor Hugo (por esta calle se llega al Mercado Municipal).

Y para finalizar, como volvéis al lugar de partida donde habéis dejado el coche al lado de la Playa del Port Vieux, nada más recomendable que llegar a la hora en la que disfrutar de una de las puestas de sol más bonitas de esta costa francesa, mirando al este y a la Virgen de la Roca.

Aquí os dejamos el link a la página de Biarritz en la que encontraréis más información de los lugares recomendaos: Biarritz.

Buen viaje.

2017/01/14

EMOCIONES Y LIBROS INFANTILES

Hace poco leímos que los libros infantiles más comprados y leídos en el año 2016 fueron el Emocionario y el Monstruo de Colores. El dato nos gustó mucho porque son, precisamente, dos libros que tenemos en casa y que leemos mucho con los peques. De hecho hace ya tiempo que el Emocionario lo teníamos colgado en el blog. Cada vez hay más publicaciones infantiles dedicadas a este tema, porque es muy importante que a la apropiada edad de los seis y siete años comiencen a entender cómo son sus emociones, qué sienten y por qué, para que así puedan expresarse y aprender a gestionarlas. Cuando comiencen a saber qué es la alegría, el miedo, la ira, el asco, la ternura, la tristeza, la angustia, el odio... más fácil será para ellos conocerse y para nosotros, ayudarles en momentos en los que no saben qué les pasa o cuando no quieren comunicarse con nosotros. Nada como una buena comunicación con los niños para cimentar una buena relación.

Pelis como las de Del Revés o libros como el Emocionario y el Monstruo de Colores nos gustan por esta razón. Otros libros, como por ejemplo Imagina, son igual de interesantes porque fomentan la imaginación: en este caso se enfrentan a un libro que no tiene texto, sólo unos dibujos muy bonitos, para que página a página ellos vayan contando el cuento que se les vaya ocurriendo. Más que de los Tres Cerditos, en Yololos ya preferimos este tipo de publicaciones para nuestra biblioteca (ah, y por si os interesan, os dejamos los links de amazon, no son nada caros...).




2017/01/02

ESTRELLA DE HOJALDRE Y CHOCOLATE


Esta es una de las recetas de postres más fáciles que hemos preparado. Pero no por ello deja de estar buenísima. El caso es que hace poco tiempo no hacemos más que ver en internet esta estrella de hojaldre y crema de chocolate (puede ser nocilla o nutella) que han propuesto los de Buitoni, y estas navidades la hemos cocinado con los peques para desayunar. No ha durado más de un día, porque está riquísima.

Lo único que tenéis que tener es dos o tres bases de hojaldre, un bote de nutella y una yema de huevo para dorar el postre al hornear. Lo que hay que hacer es esparcir con bien de chocolate una base, después la otra y finalmente cubrir con la tercera base (aseguraos al comprarlas que son redondas, no cuadradas!). Después de tener el "sandwich" hay que cortarlo en dieciséis partes iguales, como en la foto, dejando en el centro una parte circular. A continuación se dan tres giros a cada porción, alternando el giro hacia el lado contrario... Una vez preparada la estrella se pincela con una yema y al horno 180ºC durante unos 20 minutos, hasta que veáis que el hojaldre está listo.

Muy fácil, muy rico y muy divertido.