Cada primavera aprovechamos en casa para plantar nuevas semillas o comprar retoños y ponerlos al sol que más calienta. Así que este año no ha sido diferente y además de unas semillas de fresas y albahaca que ya están en el tiesto hemos traído unos jacintos, una zamioculca y una drácena. El jacinto está en la en una zona de la cocina que, como tiene sol desde las primeras horas de la mañana, ha conseguido que florezca en un par de días. Y resulta que toda la cocina se ha llenado de un aroma tan increíble (qué pena que los olores no se puedan colgar en el blog!) que cuando entramos en casa parece que nos reciben sus flores violetas. La zamioculca y la drácena están en el salón, orientados al sur y también calentitos, junto a otra drácena que tenemos desde hace ya años y que ha crecido casi el triple de lo que mide la que hemos traído.
Poco a poco se va metiendo la primavera en casa. Esperamos que estos días de frío que llegan sean los últimos y que dentro de poco el calorcito vuelva para alegrarnos y calentarnos a todos, incluidos nuestros nuevos huéspedes...
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