Algunas veces nos repetimos lo mismo: como no nos fijamos lo suficiente en las cosas que nos rodean, se nos escapan muchos detalles que pueden hacernos la vida un poco más amable. Demasiado a menudo pasamos rápidamente por delante de que tenemos a la vista a causa de lo vertiginoso de nuestro día a día... Corremos de aquí para allá, tragamos sin saborear lo que comemos, y miramos sin darnos cuenta que, por ejemplo, un par de tornillos y de briznas de hierba pueden ser los ojos de un risueño personaje de madera, o que un plástico curvo nos cuenta que el papel del suelo está feliz, o que el cargador del iphone nos vigila para que no se nos quede sin batería...
Algunas veces nos contestamos lo mismo: que adquirir el hábito de la observación no puede traer más que cosas buenas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario